La muerte de un viajante

Ayer fuimos con Moni y Facu al teatro a ver La muerte de un viajante, de Arthur Miller. La cita fue en el Paseo la Plaza, y esta versión en particular tiene como protagonista a Alfredo Alcón, junto a Diego Peretti, María Onetto y Luciano Caseres, entre otros, con dirección de Rubén Szuchmacher.

Buenísimo! Yo hacía ratazo que quería ir al teatro, y esto fue una excelente forma de sacarse las ganas. Un drama teatral con todas las letras. Encima, Facu consiguió unas ubicaciones inmejorables: Fila 1, butacas 1, 2 y 4 :) Teníamos a Alcón ahí, al alcance de la mano. Impresionante verlo al tipo (y al resto de los actores también) desarrollar su arte. Que lindo es el teatro. Que poco lo disfrutamos. Como lo opacamos con el cine. Y vuelvo a decir lo que alguna vez dije en otro post: No, no es que crea que cine y teatro son comparables. Las dos cosas me gustan. Solo digo que no se bien por qué, cuando uno dice "vamos a algún lado", el 99% de las veces gana el cine. Y uno se pierde de disfrutar otras cosas.

La obra es muy compleja, y me encantó como a pesar de casi no contar con escenografía, fueron jugando con los tiempos, los recuerdos de los personajes, las cosas que sucedían en realidad, y las que suceden en la cabeza de Willy Loman (Alfredo Alcón). Todos los actores están muy bien, tenía muchas ganas de verlo a Peretti en teatro, y no me decepcionó para nada. Se labura todo. Pero, obviamente... Alcón es Alcón: ¡Que actorazo! Magistral verlo representar su papel, y, como comentábamos ayer con los chicos, en un segundo es un tipo completamente exaltado, llevándose el mundo por delante, y al segundo siguiente, es un pobre viejo. Im-pre-sio-nan-te. Además, estás en vivo. Nada de efectitos. Nada de me tomo unos minutos detrás de cámara para compenetrarme. No. Es ahí.

Disfruté mucho esta salida. Tanto, que este post inaugura oficialmente la categoría Teatro en el blog, con la esperanza de que solo sea el primero... pero no el último.

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