Música en espera

Anoche fui a ver Música en espera. Le tenía fe por los actores, tenía muchas ganas de ver a Norma Aleandro otra vez en una comedia romántica, y Diego Peretti es un actor que me gusta mucho. ¿Natalia Oreiro? Es hermosa :) Y hace rato que demostró que actúa mucho mejor de lo que canta, y que es más que una actriz de telenovela de las 3 de la tarde.

Pero... fue una comedia más. Diego no se luce, tampoco Norma, la historia es bastante previsible, no tiene tantos momentos graciosos como esperaba, y que se yo... si de comedia romántica argentina se trata, me gustaron mucho más Motivos para no enamorarse o Un novio para mi mujer, o ¿Quién dice que es fácil?.

En fin.

Ahora, el rant:

Encima maldije a las salas Ambassador por haber pagado $16.- para ver la peli en las condiciones que la vi. La película se proyectaba en la sala 4, que está arriba, junto a la sala 3. Es OBVIO que otrora, en épocas de las salas de cine enormes, ambas salas eran una sola, y fueron divididas luego para ganar una pantalla más. La división es un tabique. El imbécil que la hizo aparentemente no tiene idea de conceptos como insonorización y/o aislación acústica, y toda la maldita película se escuchaba de fondo el sonido de la peli y las risas y "oh! ah!" del público de la sala 3. Mal.

Y para completar el cuadro, la pantalla, además de ser chica, no la aprovechan del todo (sobraba un tercio, por lo menos), y ni siquiera se toman la molestia de calibrar bien el proyector, de manera que la imágen en lugar de ser un rectánculo era un trapecio. ¡Un desastre!

Note to self: NUNCA más vuelvo a pagar una entrada a precio "pleno" (i.e., sin descuento) en las salas Ambassador de Mar del Plata.

Sigo preguntándome por que mierda si hay 3 o 4 calidades de salas, no hay 3 o 4 rangos de precios de entradas. Tal vez... tal vez... porque el 90% del dinero se lo lleva ese invento idiota anacrónico de "la distribuidora", y a pesar de que la entrada es carísima, el dinero no es para la sala (ni los actores, ni el equipo técnico / artístico, etc.), y los márgenes con los que trabajan las salas son chicos. Pero bueno, que se jodan... las salas y sus dueños fueron partícipes de la creación del monstruo, al menos con su indiferencia.

¿Algún día el negocio del cine se dará cuenta que ahora que no hay que llevar los rollos de film en carreta de un pueblo a otro, el negocio de la distribuidora está solo para llevarse la plata sin hacer NADA? Es tan ridículo... es el mismo anacronismo de las discográficas. En fin.

Después se rasgan todos las vestiduras porque el público elige bajar una peli o un disco de internet, y escucharlo cómodamente en su casa.

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