Reflexiones de fin de año

1 - A correr, que... ¿se acaba el mundo ?

Por alguna razón, elegimos terminar el año a mil. Fiestas. Cenas. Amigos. Trámites. La visita al médico postergada. Pensar en las vacaciones. Juntarse con esa persona que estuviste todo el año diciendo "tenemos que juntarnos...". Brindar con estos, y con aquellos. Compras. El asado con los parientes que no ves hace más de 6 meses.

Es como un síndrome colectivo. Como si se terminara el mundo. Y si paramos dos minutos y lo pensamos más seriamente... es al pedo. Porque no pasa nada. Porque lo mismo daba hacer las cosas hace 10 días, y lo mismo dará hacerlas dentro de otros 10, o 20. O en junio.

Pero si entrás a rechazar propuestas, y no hacés magia con tu calendario para lograr acomodar todas las propuestas sociales que van surgiendo (y eso que mi vida social digamos que no es exageradamente rica, ni mucho menos...), 'tonz sos un bicho raro amargado porque, ¿qué? ¿y no vamos a brindar antes de fin de año? ¿no vamos a juntarnos antes de fin de año?

No me malinterpreten: Es HERMOSO compartir buenos momentos con la gente que uno quiere. Es solo que me gustaría que distribuyéramos esos encuentros más equitativamente a lo largo del año.

2 - La Navidad sin fundamento

La Navidad (dejando de lado los aspectos religiosos, que de todos modos son muy discutibles al menos respecto a la fecha...) y el Fin de Año están sobrevaluados. Es un caso más de consumismo enfermizo. Estuve pensando bastante en todo este tema. El disparador fue un mail de Sandra, en donde me decía:

"(...) Hace unos días estuve buscando tarjetas de Navidad para mandar a Alemania, Inglaterra y Noruega... me daba algo así como 'vergüenza' porque todas las tarjetas tienen casitas nevadas con arbolitos nevados, osos polares mirando con cara de boludos a una estrella en el cielo con la Aurora Boreal de fondo, trineos, niños jugando en la nieve... etc., etc. Pero, cómo voy a mandar eso yo desde la caliente Mendoza, con sus 35 grados, pleno sol y cielo azul, días que duran hasta las 21/21.30 hs., sol que sale a las 6 de la mañana... mandar eso desde acá es como ridículo... y me daba 'calor' sinceramente.

Dí vueltas, y cuando había decidido mandar postales con los saludos pertinentes, encontré unas tarjetas muy lindas, con motivos navideños pero medios abstractos... o sea, nada de nieve, ni trineos, ni renos, ni Aurora Boreal con un oso polar... me parecieron más 'ubicadas' y mandé esas... pero aún no muy convencida... **la Navidad nuestra no tiene identidad, todo es copiado de un hemisferio opuesto* (...)*"

Que irrefutablemente cierto! Y justo un par de días después, Carlitos publicó dos posts en su blog que tienen MUCHO que ver con todo esto:

(leánlos)

Cuando uno lee como es la Navidad en Europa, y toma más conciencia de como todo el simbolismo es de frío, oscuridad, largas noches, más ridículo se siente transportando ese simbolismo acá, al hemisferio sur. Y sin embargo... lo hacemos todos. No pude encontrar ningún ejemplo de costrumbres autóctonas que esté suficientemente difundido (léase, que no esté limitado a una pequeña comunidad indígena, o algo así). que coincida con estas fechas. El otro día me comentaban que Venezuela tiene una forma bastante particular / original de festejar la navidad, pero no pude corroborarlo.

Me imagino que, históricamente (para los nativos), de este lado del mundo la celebración de esta época siempre fue la del solsticio de verano (ejemplo, la festividad inca de Capac-Raymi)  y demás festividades de culto a la madre tierra y la naturaleza, como aún puede observarse en nuestro NOA.

Pero bueno... lamentablemente nuestro pasado fue exterminado, y reemplazado por las costumbres que bajaron con los europeos de los barcos. Triste. Muy triste.

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