Año nuevo: Reencuentro con Pablo, Denise y Santi

El plan (desde hace un par de semanas) era juntarnos en casa de Diego y Diana el primero a la tarde. Finalmente, hubo más ausencias que presencias: Facu y Moni ya habían dicho que no podían, Cristian y Sil cambiaron de planes el 31 y se volvieron a Capital, con lo cual no estaban por Bella Vista el primero, a Romi se le complicaba viajar, Hernán y Vane alegaron síndrome post-nos-chupamos-todo el 31 a la noche (y también se volvieron para Ramos, en lugar de quedarse en lo de los padres de Hernán).

Cuestión que quedamos Diego, Diana y yo. Rompimos todas las tradiciones, porque incluso nos pusimos a hacer memoria, y es fija, desde hace añares, que el 31 a la noche nos juntamos después del brindis mínimo Cristian, Hernán, Diego y yo, y esta vez, no se dió. ¿Fue el calor?

Lo bueno es que el primero a la tarde los que si pudieron acercarse fueron Pablo y Denise con Santi. Buenísimo, porque no los veía desde hace un montón, y porque si bien están acá desde hace más de una semana, con el tema fiestas se complicó coordinar un encuentro antes, y el sábado que viene ya se vuelven para Bariloche. Así que medio que el lunes era la única y última oportunidad de vernos (al menos en lo que a mi respecta).

Pasamos una muy buena tarde, nos pusimos al día, conversamos sobre los pormenores de la vida en Bariloche, laburo, etc., etc.  Obviamente también comimos, a pesar de que nadie tenía hambre. Los chicos están muy bien, Pablo sigue (por suerte) con mucho trabajo, y ya son unos Barilochenses hechos y derechos, jeje. Pablo y Denise no pararon de meterles fichas a Diego y a Diana para seguirles los pasos e irse pa'l sur... y la verdad, ganas no les faltan. Santi está enorme... como cambian los chicos en apenas un año.

Finalizamos la noche con unas buenas pizzas, sobremesa, y a casa. Eso fue lo único de lo que hoy me estoy arrepintiendo, porque (para continuar con los planes frustrados), lo de ir hasta Don Torcuato con Pablo y Denise y ahí tomar un remis hasta el centro, no pudo ser. No había remises. Las demoras eran de más de hora y media!!! Así que no tuve más remedio que tomarme el 60 en la Panamericana, y comerme una hora y media de viaje (como mínimo), fundido. Ya no sabía que hacer para no dormirme... si me dormía, vaya uno a saber donde aparecía. Resultado: Hoy estoy, literalmente, en piloto automático.

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