Déjame entrar

El título original es Låt den rätte komma in. Es un libro del escritor sueco John Ajvide Lindqvist, y es la primera vez que leo una novela escrita por un sueco.

Tiene una particularidad: Si yo no supiera nada sobre Déjame entrar, borraras el nombre de John Ajvide, lo reemplazaras por Stephen King, trasladaras la historia de los suburbios de Estocolmo a Maine, y me lo dieras a leer, nunca sospecharía el truco :)

Es una historia de vampiros que transcurre en Estocolmo a principios de los '80. El libro me encantó. Tiene todos los condimentos de misterio y personajes absolutamente trastornados que disfruto en las novelas de Stephen King.

¿Cómo llegué a este autor, y a esta novela? Bueno, sucede que Per Gessle escribió un tema especialmente para la película, que todavía no se estrenó pero ya ganó un par de premios. El tema se llama Kvar i min bil (Abandonado en mi auto); todavía no lo escuché, pero supuestamente tiene la onda de principios de los ochenta que tenía Gyllene Tider, que estaba de moda en Suecia en aquella época.

Así fue como me enteré de la película, y que la peli está basada en una novela, y que la adaptación pinta buena porque la realizó el mismo autor del libro. Y empecé a buscar y encontrar buenos reviews del libro, y del autor. Y me enteré que el libro había vendido bien... y que Espasa-Calpe lo tiene editado en castellano acá en Argentina.

Así que este es otro caso de los intrincados caminos de ser fan: A través de Roxette terminás llegando a un escritor sueco que escribe novelas con un estilo similar a Stephen King, y a una novela que si no fuera por esto, quizás pasaría completamente desapercibida en los estantes de la librería.

Ahora me falta esperar que llegue la película, y si no trataré de conseguirla de alguna manera.

Que la acción transcurra en las afueras de Estocolmo fue un buen condimento. Algunos lugares los conocí en mi viaje del 2006. Y hay referencias a costumbres, detalles del estilo de vida sueco, y cosas así, que quizás se hacen más relevantes en la historia cuando los conocés.

El libro es muy bueno. El único problema... la traducción, como siempre. A pesar de estar impreso en Argentina, la edición es española. Así que hay veces que me quedaba pagando tratando de entender que cuernos quisieron decir, o donde estaba el chiste, porque el traductor usó neologismos callejeros españoles, y la empresa editora no tuvo en cuenta si el libro iba a ser luego impreso y vendido en latinoamérica. Una pena. Digo yo, señores de Editorial Espasa-Calpe, una vez que pagaron la traducción, que ya está el 99,9% del trabajo hecho, ¿tan complicado o costoso es encargar una revisión a alguien que NEUTRALICE el español antes de editarlo en otros países? ¿Con los libros de Harry Potter hacen lo mismo? Ciertamente con los de Stephen King lo hacen, así que parece que la cuestión no necesariamente pasa por la "esperanza de ventas" del ejemplar. En fin.

Además, en algunos pasajes, la traductora dejó sin traducir algunas frases suecas, o sin aclarar algunos juegos de palabras con nombres suecos, que realmente hubieran requerido una nota al pie, una nota del traductor, ALGO [*]. Son detalles, no es que no entendés la novela si te los perdés, para nada. Pero hablan sumamente mal de la calidad con la que las editoriales encaran las traducciones. Por suerte todavía me acuerdo suficiente sueco como para poder promediar: Una página maldecía a Espasa-Calpe y la traducción por un españolismo incomprensible para mí, y a la otra me regocijaba por poder captar un detalle con un juego de palabras, a pesar de que en la traducción se perdía completamente.

Si te gustan las novelas de misterio, sangre y mentes perturbadas al estilo Stephen King, y tenés ganas de leer algo diferente dentro del rubro, Déjame entrar es una opción. Y se consigue relativamente fácil en cualquier librería, al menos en Capital Federal.

[*] Actualización 03-Feb-2009: Según me comenta la traductora, con quien he tenido el placer de intercambiar algunos mails a partir de esta crítica, la editorial tiene mucho de la culpa aquí, ya que no les entregan las pruebas corregidas, y es la editorial quien decide si el libro puede llevar notas al pie o no, por ejemplo.

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