El Chaltén

El Chaltén fue uno de los destinos de un viaje por la Patagonia hace más de 10 años. Un viaje que se caracterizó por conocer mucho y poco a la vez, porque fueron demasiadas impresiones y lugares para solamente 15 días. Pero El Chaltén, junto con Ushuaia, dejaron su marca. Tal vez porque fueron los lugares en los que estuve más tiempo, tal vez porque son mágicos. O ambas cosas.

Mi memoria es bastante mala, así que tampoco tengo un recuerdo preciso de aquella vez, pero atesoro algunos momentos muy especiales, como por ejemplo contemplar la Laguna de los Tres. El Fitz Roy. El Cerro Torre.

También fue en aquel viaje, y en ese lugar, cuando escuché hablar por primera vez de la mística vuelta a los Hielos Continentales. Algo que en aquel momento me resultó loquísimo, inalcanzable. Pero el tiempo tiene sus mañas, la vida te aporta experiencias y vivencias. Y acá estaba hace menos de 20 días, volviendo a El Chaltén, y para dar la vuelta a los Hielos.

El Chaltén

El Chaltén creció mucho, muchísimo. De entrada nomás el camino desde El Calafate está completamente asfaltado. Las calles del pueblo también (la mayoría). Hay internet, aunque suckea. No hay cobertura de telefonía móvil.

Hay cosas que se mantuvieron: está lleno de extranjeros, mochileros y escaladores. Mucha juventud. Poca población estable, la mayoría se muda al pueblo para la temporada (noviembre a marzo), y luego se va a otro lado (muchas veces San Martín de los Andes, o Bariloche, o Río Gallegos, o alguna otra ciudad patagónica). Poca población autóctona. Unos cuantos porteños que se bajaron del mundo y quedaron allí.

Y hay cosas que descubrí en este viaje durante los días que estuve en el pueblo. Todo es colorido. Llama la atención el uso de los colores en los interiores de los comercios y locales. Mucho estilo. Se come muy bien, y en general, no puede decirse que sea caro, considerando la calidad de los platos y los lugares, y teniendo en cuenta que hay mucho extranjero con dólares y euros. Se escucha buena música, no un estilo particular, no se bien como describirlo (la música es una experiencia subjetiva), pero es una constante.

Hay cosas que no están tan bien, o están mal del todo, y es una pena que un pueblo tan jóven no pueda superarlas: no hay planificación urbana, no hay control sobre el tipo de edificaciones, no hay tratamiento de residuos. Hay una invasión de moscas, pero mal. Hay algunas iniciativas particulares o vecinales para encarar algunas de estas problemáticas, pero aparentemente la máquina burocrática estatal es más fuerte. Incluso en un lugar tan chico. Una pena.

Hostel Pioneros del Valle

Yo pasé unos días espectaculares. Nos hospedamos en el hostel Pioneros del Valle, que resultó muy bueno. Lo único criticable es que no ofrezca desayuno. Llegamos un viernes por la tarde con Charly, y luego de instalarnos, nos fuimos a comer algo a La Vinería. Altas picadas. Y una excelente selección de vinos.

Por la noche nos reunimos con Pau. Estela, Osvaldo y José, que habían llegado el día anterior, y ya descansados, habían aprovechado el día para hacer el trekking hasta Laguna de los Tres y Laguna Sucia. Cenamos en El Muro, y nos fuimos a descansar (bueno, no todos...)

Laguna y Cerro Torre

El sábado aprovechamos el excelente día para ir todos juntos hasta la Laguna Torre, un trekking que no había hecho en aquella primera visita de hace años atrás. El día realmente estuvo espléndido. Por la noche, cenamos en Ritual del Fuego, otro lugar recomendable (como todos, absolutamente todos los lugares a los que fuimos a comer o tomar algo).

El domingo era el día de preparativos. Mientras José preparaba un excelente asadazo asistido por Charly, fuimos revisando equipo y preparativos para el arranque de la travesía con Diego, nuestro guía. Habíamos pasado por la mañana temprano a buscar parte del equipo (carpas, arneses, grampones, raquetas, raciones de marcha, desayunos y viandas de almuerzo fueron desde el inicio con nosotros). Diego nos asesoró sobre que llevar, que dejar, armado de mochis, el armado de las carpas con recomendaciones para la (muy probable) situación de tener que armarlas con viento, ajuste de grampones y raquetas. Y en el medio compartimos un excelente asado. También conocimos a Alex, un madrileño que también sería parte de la partida, y venía a pseudo-reintentar lo de los Hielos. Pseudo porque el año pasado había venido no para hacer la vuelta completa, sino para subir el Gorra Blanca, al que se se accede vía Paso Marconi, y está dentro del Campo de Hielo.

Ritual del Fuego

Fuera de eso, fue un día de descanso, relax, nervios. Hicimos el trámite de migraciones en Gendarmería (durante la travesía se pasa a Chile, y aunque no hay controles migratorios, nunca se sabe, y además, es lo que corresponde). Aprovechamos con Charly para compartir una cerveza con el Aleui, que justo estaba en el pueblo.

Por la noche, tuvimos la cena de bienvenida de Serac Expediciones, y terminamos nuevamente en La Vinería, que resultó ser del hermano de Diego. Y conocimos al Boti, el segundo guía.

El pronóstico del tiempo no era muy alentador, y de hecho el lunes por la madrugada al salir de La Vinería nos agarró la lluvia. Pero eso serían preocupaciones para el arranque de la travesía, unas horas después. Y esa... esa es otra historia.

Todas las fotos de los días previos a la travesía, acá: El Chaltén 2012

Repasando estas fotos, me encontré que hay muchas cosas que debería haber fotografiado, y no se por qué, no lo hice: el interior del hostel, La Vinería, El Muro, El Ritual del Fuego, el asado, los preparativos. Confío en que Pau, Charly, Osvaldo y/o José hayan capturado esos instantes por mi...

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