Hejdå Sverige!

(adiós Suecia!)

Actualización agosto/2007: Por motivos que no logro entender, este artículo estaba siendo constantemente atacado por spammers que agregaban comentarios basura, así que deshabilité los comentarios. Si querés escribirme sobre este artículo, dejá un comentario en cualquiera de los posts anteriores sobre mi viaje a Suecia. ¡Gracias!

Y acá estamos... otra vez en Arlanda, el aeropuerto de Estocolmo, haciendo tiempo para el regreso a Madrid. Así que así se termina esta alucinante primer parte del viaje.

En el post anterior nos habíamos quedado en Malmö, no? Bueno, Malmö resultó ser una ciudad muy agradable. Me gustó más que Göteborg. Y allí si tenía algunas cosas concretas que quería hacer, lo que ayudó a enfocar el tiempo. Uno de los objetivos era conocer el Turning Torso, la torre más alta de Europa, que además tiene un diseño muy particular, como si la hubieran "retorcido", haciendo que la parte de arriba esté girada 90 grados respecto de la base. A lo mejor alguien MUY detallista y con MUCHA memoria, recuerda que hace un par de años mandé un mail donde fantaseaba con que para mi cumple me regalen un departamentito ahí... :)

También pude ver el puente de Öresund, que conecta Suecia con Dinamarca. Es una obra de ingeniería impresionante. Mi idea original era volver de Dinamarca a Suecia en ferry, en un recorrido de 90 minutos, en el que uno pasa todo el tiempo junto al puente. Pero desde su construcción, los "viejos" ferris se volvieron una curiosidad turística... y si bien hay un par de empresas que te cruzan, estaba fuera de temporada (comienzan a operar en julio). Así que me conformé viéndolo desde la zona costera de Malmö.

Otro detalle de color de Malmö fue que pude conversar un montón en sueco con un alemán, que aprendió sueco en Alemania, y trabajó en Suecia un par de años como profesor en la secundaria. Ahora estaba en Malmö de paso hacia Göteborg, para correr una maratón que se hace todos los años, y que él hace un par que corre.

Y así regresé a Estocolmo. El último día fue tranquilo, dedicado a hacer un par de compras, a visitar el interior del Palacio Real (la semana pasada estaba cerrado al turismo porque el Rey tenía recepciones oficiales y otros quehaceres). Eso es muy loco... para nosotros, que venimos de un país que nunca tuvo una monarquía. Yo por lo menos tengo una tendencia a ver los palacios como una curiosidad del pasado... y cuesta a veces hacerse a la idea que no, que en este caso (como en muchos otros de Europa), el palacio es posta el lugar donde viven y desempeñan parte de sus funciones los reyes.

A la tarde, finalmente pude encontrarme nuevamente con Martina. Estuvo enferma toda la semana, con fiebre, pero hizo un esfuerzo para que salgamos de todas formas, ya que era la última oportunidad que teníamos. Había armado con Elizabeth (su amiga) un pic-nic y la visita a un parque hoy (domingo) pensando que yo viajaba el lunes :(

En fin, quedará para la próxima. Definitivamente quiero volver a Suecia algún día. Espero poder hacerlo, y en un tiempo razonable (digamos, un par de aõs). Me interesaría mucho hacer algún trekking con un grupo de suecos en algún parque nacional de los que hay al norte. Con lo que me gusta el trekking y la montaña, seguro sería una experiencia alucinante. Y una oportunidad excelente de practicar sueco e interactuar con ellos en un medio menos "turísitco". En síntesis, disfrutar de la naturaleza es algo MUY sueco, y que en este viaje solo pude hacer en ámbitos urbanos (pequeñas plazas o parques de las ciudades en las que estuve). Me llevo como "tarea para el hogar", alguna vez poder volver y hacer vida al aire libre aquí, aunque sea 3 o 4 días.

Volviendo a la despedida de Suecia: Martina me llevó a caminar por la parte sur de Estocolmo, en la que casi no había estado. Es la parte más nueva, y algunos la comparan con el SoHo londinense (para el que sepa que es el SoHo londinense, quizás signifique algo... para mí, prácticamente nada :p). Después volvimos a Gamla stan, y conocí la calle más angosta de Suecia. Había pasado por ahí 10 veces, pero no la había visto... es tan angosta, que uno puede tocar simultaneamente las paredes de las casas de un lado y del otro :)

Y luego, buscando donde comer, de PURA CASUALIDAD, terminamos en un restaurante de estilo medieval. Alucinante. Está todo ambientado como una taberna post era vikinga, incluyendo las mesas, cubiertos, vajilla, y los mozos y mozas (que están vestidos con ropas típicas). Sirven platos emulando lo más posible lo que se comía en aquella época, y una clase de cerveza que en realidad no es tal sino un antecesor, justo ahora no recuerdo el nombre :( Muy rica bebida. Tiene un gusto algo similar a la cerveza, como si fuera casera, y más tirando a la cerveza negra que a la rubia. Mientras uno come, también hay un par de chicas que van por las distintas mesas, cantando y bailando canciones medievales. Un ambiente muy lindo, y por sobre todo, atípico. Me encantó.

Ya tenía todo mi equipaje armado, así que todo lo que hice después fue volver al hostel a dormir literalmente un par de horas. Mi rutina arrancó a las 3:30 a.m. Prometo que si alguna vez vuelvo a Europa, o vuelvo a hacer un viaje así, largo, planificaré horarios mucho más razonables de los que elegí esta vez. Por lo pronto, espero dormir algo en el avión. En unas horas, estaré otra vez en Madrid, reencontrándome con Silvia y Javier.

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