La sal de la Tierra
La sal de la Tierra me hizo llorar de tristeza. Y de alegría. Me produjo por momentos un profundo pesimismo por la humanidad. Y por momentos me llenó de esperanza, me mostró que somos capaces de hacer cosas inmensas con muy poco. Me mostró la cara más terrible del ser humano. También la belleza de la Naturaleza. Refleja las profundas desigualdades que imperan en el mundo. Me hizo sentir que todos, absolutamente todos mis problemas son una estupidez frente al sufrimiento y la realidad de millones y millones de personas.
Me recordó que la fotografía es mucho más que sacar fotos, lo bella que puede ser como arte, lo impactante que es como medio de comunicación. Me recordó por que me gusta tanto.
Me contó un poco de la historia de Sebastião Salgado, y me hizo descubrir a un ser humano de una enorme sensibilidad, que recorrió practicamente todos los rincones del planeta para retratar un sinfín de cosas, algunas terribles, otras hermosas, que muchas veces elegimos ignorar.
Hacía mucho que una película no me generaba tantas emociones juntas.
La sal de la Tierra es de esas películas que todos deberían ver.
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