Qué semanita...
Se juntaron muchas cosas. Trámites bancarios/notariales de diversa índole, un conjunto de mejoras para uno de los productos que desarrollamos en el laburo que tenían que estar listas para una demo el lunes, confirmar (léase: señar) mi viaje a Córdoba, la filtración en el dormitorio... algunos temas venían de arrastre de la semana anterior (o más), y esta semana terminó de juntarse todo.
No paré un minuto. Todos los mediodías a correr a hacer algún trámite. Correr porque solo dispongo de una hora, y ahora que laburo por Abasto, me doy cuenta que toda mi vida "tramiteril" gira, por herencia, en el microcentro. Ir y venir del microcentro implica no menos de 20 minutos de ida y otros tantos de vuelta. Cualquier trámite se vuelve una carrera contra el tiempo. El jueves en la clase de Tai Chi me dijeron que estaba más flaco; Irene, cuando fui a señar el viaje me dijo lo mismo. Que me lo diga Irene no me preocupa porque no la veía desde hacía prácticamente un año... pero que me lo digan mis compañeros de Tai Chi es más preocupante: ¡Me ven dos veces por semana! ¿Será porque prácticamente no almorcé ningún día? Hoy, viernes, fue el primer día que me pude sentar tranquilo a disfrutar de un almuerzo "normal".
El laburo esta semana, justo esta semana, se complicó. Primero, el esfuerzo del "click" mental de dejar varias semanas de laburar prácticamente a full en .NET y volver a eProjectManager y ASP. Y después, varias mejoras para implementar en relativamente poco tiempo. Hoy, mirándolo en retrospectiva y con la satisfacción de la tarea cumplida, me doy cuenta que me dejé intimidar por el "ToDo" que recibí el lunes. Eso me cambió el enfoque. Arranqué rendido. Y la realidad es que finalmente el tiempo alcanzó. O casi. ;) Y fue una suma de pequeños trabajos, y no una enorme tarea. ¿Cuándo aprenderé a vivir el día a día sin estar el lunes a la mañana preguntándome como voy a llegar al viernes a la tarde?
Para completar el panorama, recibí una carta documento del banco con noticias no-muy-gratas, que me obligaron a tomar decisiones importantes y bastantes trascendentes para mi futuro en horas. Y si bien son muchas las cosas que me estresan (si, tengo el estrés fácil!), la decisión bajo presión, sin tiempo y sin estar seguro de tener todos los elementos está en el Top 10 de mis fuentes de estrés. Compitiendo siempre por no menos que el segundo o tercer puesto.
Y justo esta semana, se concretó un proyecto de mis viejos, mi abuelo, mis tíos y unos amigos de la familia, que requería también de mi tiempo (y parte de mis neuronas). Debería ser motivo de festejo. Pero mal que me pese, estos días solo pude verlo como un renglón más en mi largo ToDo.
Y perseguir al administrador, al encargado y al arquitecto por la filtración.
¡y menos mal que llegó el viernes, carajo!
Listo. Ya está la catarsis hecha. Tomando un poco de distancia de los hechos, releyendo este post, no fue más que una semana atípica. Y pienso que el 80% del "problema" fue mi bocho. Ojalá lo recuerde la próxima semana atípica...
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