Vallecitos 2010

Y así fue como el Bicentenario transcurrió para mi lejos de casa, en Vallecitos, Mendoza. Había estado en Mendoza un par de veces en el pasado, pero nunca en Vallecitos. La idea arrancó en parte porque quería hacer algo, no quería quedarme en casa, y en parte porque quería retomar el tema ascensos.

Resulta que después de los dos viajes al Lanín en el '98/'99 (más o menos) nunca volví a plantearme hacer un ascenso. Hice mucho trekking, mucho senderismo, eventualmente hice cumbre en algún cerro (cerrito...) porque bueno, porque la travesía así lo requería, pero nunca más me prendí en una propuesta que fuera "vamos a salir, vamos a apuntarle a aquel cerro, vamos a subirlo, y después vamos a bajarlo". Y es una movida completamente diferente, con mayor desnivel, donde hay que tener en cuenta otras cosas, y si encima le metés altura y algo de frío y nieve (como fue el caso en Vallecitos), otro nivel de dificultad.

Así que la propuesta de Vallecitos tuvo dos caras: Conocer el lugar, caminar un poco, desenchufarse, respirar aire puro y compartir gratos momentos con amigos, por un lado, y por otro, el desafío de hacer algunas cumbres, y medirme un poco como ando en esto de subir un cerro.

¿Adivinen quién organizó el viaje? ¡Sí! ¡Hielo Azul Aventura! Muy bien. Ya me van conociendo... :) Salimos de Retiro el viernes a la noche, con retrasos. Retiro era un loquero, mal. Impresionante. Está total y absolutamente colapsado para estas fechas. Y total y absolutamente fuera de control. El circo que habían montado el año pasado con los sectores de embarque, en el pico de la Gripe A, para otorgar más control y seguridad, y asegurarse por ejemplo que solo pasaran a la zona de las plataformas de embarque/desembarque los pasajeros y empleados de la terminal, está virtualmente desmantelado. La infraestructura (que no creo que haya salido $2 precisamente...) está, pero está en desuso. ¿Por qué? Vaya uno a saber.

Viajamos por Andesmar, donde es un clásico jugar al "Bingo Andesmar" durante el viaje. Y gané :) ¡Ja! Nunca me gano nada, así que fue un muy buen comienzo de viaje esto de arrancar ganando el bingo. Me gané un vino tinto, que luego compartimos en el refugio.

Llegamos a Mendoza el sábado a la mañana, y de allí partimos en combis hacia Vallecitos. El grupo era bastante grande, y terminamos divididos en dos refugios. A mi me tocó estar en el refugio Mausy, a otra parte del grupo en el refugio del centro de ski. El refugio Mausy es muy lindo, y Vane y Guille, los refugieros, son super-ultra-copados. ¡Ah! No nos olvidemos de Violeta, su hijita, que tiene apenas 5 meses de vida y está viviendo con los papis en el Mausy desde el tercer día... es una santa. El refugio está a unos 2900 msnm.

Refugio Mausy Refugio Mausy 2

El sábado a la tarde, luego de acomodarnos, almorzar y descansar un rato, hicimos todos juntos un trekking hasta Las Veguitas (de paso aprendí que "vega" es sinónimo de "mallín", solo que el primer nombre es más común en la zona de cuyo y NOA, mientras que el segundo es clásico de Patagonia), que es el típico "campamento base" para muchos ascensos. La idea era conocer y aclimatarse un poco a la altura. Estaba muy húmedo y bastante nublado, de hecho, ya en Las Veguitas se nos vinieron las nubes encima, pero igualmente pudimos disfrutar del paseo.

Las Veguitas Las Veguitas 2

Por la noche se nevó todo, lo cual tuvo un doble efecto: Bajó la temperatura un poco más, pero por el lado positivo, se despejó completamente. Los restantes días estuvieron hermosos, frescos, pero completamente despejados, y sin viento. Diez puntos.

El domingo volvimos a salir todos juntos, con la idea de hacer el ascenso al Lomas Blancas, que es un cerro de unos 3600 msnm. Hicimos cumbre cerca de mediodía, y estaba tan calmo y despejado que pudimos quedarnos en la cumbre y almorzar allí. Luego emprendimos el descenso, pero apuntando al col que separa al Lomas Blancas del Arenales. La idea era que aquellos que quisieran, en lugar de bajar y volver al refugio, desde el col intentar cumbre en el Arenales (3400 msnm), que está muy cerca. Yo me prendí con este grupito, y al rato estábamos haciendo cumbre. Así que fue un domingo con cumbre doble :)

Subiendo el Lomas Blancas Cumbre del Lomas Blancas Cumbre del Arenales

El lunes, para aquellos que querían, podían, tenían ganas, se sentían bien, tenían equipo, etc., siempre bajo el criterio de los guías, estaba planteada la posibilidad de intentar cumbre en el Adolfo Calle (4260 msnm), lo cual planteaba un desafío un poco mayor. Así que una parte del grupo (en la que estaba incluído) partió muy tempranito, cuando apenas estaba clareando hacia el Adolfo. En total eramos 10 personas, contando a Guille y Pablo, nuestros guías.

El ascenso estuvo muy bueno, la mayor dificultad para mi fue el terreno, con mucho acarreo, lo que dificulta un poco la marcha, la pendiente, que especialmente en el último tramo se pone interesante, y la altura... 4000 msnm no es muuuuuucha altura, pero es suficiente altura para que el organismo te recuerde que NO estás caminando y haciendo esfuerzo al nivel del mar. Se nota. A lo último estaba muy agitado, me costaba cambiar el aire, tenía las gambas quemadas, y cada músculo del cuerpo me decía "sentate flaco, sentate acá y disfrutá del paisaje". Ahí es donde es importante la cabeza, para seguir adelante. Pasito a pasito. Tratando de transformar el aliento de Guille, que iba delante mío en energía. Planteándome metas, onda, "bueno, ahora vas a caminar hasta aquella piedra". "Listo, ahora, caminá hasta aquella otra". ¡Y finalmente llegué! Hice cumbre a eso de las 14.00, después de 6 intensas horas de aproximación y ascenso.

Amanece en Las Veguitas Subiendo el Adolfo Calle Cumbre en el Adolfo Calle 3 cumbres 3!

El día estaba inmejorable, arriba no había viento (¡insólito!), así que estuvimos en la cumbre un buen rato. Casi una hora. Y después... a bajar. La bajada es más rápida, porque la mayor parte se hace aprovechando un acarreo, así que con la técnica correcta y dejándote llevar, bajás a buena velocidad. El tema es que estaba cansado... y que mis botas de trekking empezaron a jugarme una mala pasada. Me quedan chicas. Me las compré justas, para el verano. Las usé en Cholila y me molestaron, pero no le di importancia porque supuse que era porque eran nuevas y estaban duras. Me molestaron algo en San Luis para Semana Santa, pero apenas, porque las caminatas fueron mucho menos exigentes y más cortas. Pero en la bajada del Adolfo Calle, me mataron. La combinación de medias un poco más gruesas, los pies hinchados (por las horas de caminata, el esfuerzo, mi tendencia a retener líquido y encima la altura) y la pendiente se combinaron para torturarme toda la bajada. Era como ir pateando la pata de un mueble con el dedo gordo de cada pie a cada paso. Feo feo feo. Encima no podía hacer nada... no podés bajar descalzo, así que me la tuve que aguantar. ¡Cómo costó! Había momentos que tenía ganas de llorar. Posta. No se lo deseo a nadie...

Volviendo al refu Atardecer

Botas al margen, pasito a pasito, a la nochesita llegamos otra vez al refu, en donde disfrutamos de un ESPECTACULAR "locro de autor" (sic) que había preparado Vane. Resulta que cuando se estaba armando el viaje, con el tema del bicentenario en mente, y me contaron del refugio, se me ocurrió decirle a Luis "si preparan un tradicional locro, la propuesta te queda platinum". Y resulta que Luis les transmitió a Vane y a Guille la idea del locro... y el locro finalmente se hizo realidad. :)

El martes Guille preparó el asado de despedida a mediodía para todos. Buenísimo. ¡Qué buen asado! Y así, degustando el asado y regándolo con vino el viaje llegó a su fin. A media tarde partimos a Mendoza otra vez, y de ahí, a Buenos Aires.

La pasé genial, tuve la oportunidad de volver a compartir otro viaje con Caro, Pau, Charly, Anita, Eze, Jorge, Luis y Pablo, me divertí un montón, y comprobé que esto de los ascensos es completamente diferente a una travesía o a un trekking tradicional... y que también me gusta. Así que ahora hay que buscar algo un poco más alto para seguir... podría ser algún otro cerro en Vallecitos (hay cerros para tirar manteca al techo, y de todas las alturas y niveles de dificultad), o el Domuyo.

Más fotos del viaje, acá.

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