El Transporte en la Ciudad

Hoy salió publicado un artículo en La Nación, donde se comentan brevemente 10 medidas proyectadas para solucionar los problemas de tránsito en la Ciudad de Buenos Aires.

El link a la noticia es este: http://www.lanacion.com.ar/835189 (si están interesados, léanlo mientras puedan. La Nacion deshabilita el acceso a noticias viejas después de algunos días de publicadas, a menos que sean un usuario —suscriptor— registrado).

Básicamente, las propuestas son éstas:

  • Crear un ente interjurisdiccional de transporte
  • Un boleto único para varios medios de transporte
  • Rediseñar los centros de trasbordo
  • Redefinir los recorridos del transporte
  • Reestructurar el recorrido de los colectivos urbanos e interurbanos de media distancia
  • Integrar las líneas del ferrocarril
  • La incorporación del tranvía
  • Transformar la estación de Retiro
  • Pensar el puerto como parte del sistema metropolitano
  • Conectividad Norte-Sur

El artículo no profundiza demasiado, pero me interesó porque varios de los puntos que menciona tienen que ver con cosas que yo ví en Suecia y España, y me recordó que en algún momento dije que iba a hablar de los medios de transporte.

Creo que los 5 primeros puntos son parte de un todo, que es, básicamente, que el Estado tenga más —MUCHO más— poder regulatorio y de control en materia de transporte público. Sinceramente no sé a fondo los detalles de funcionamiento del sistema en por ejemplo Estocolmo y Madrid, pero no hay cientos de empresas. Hay una o dos en cada ciudad. El transporte es predecible. Hay horarios para los colectivos, que se cumplen con márgenes de SEGUNDOS. Los recorridos están pensados. No tengo de pronto 30 líneas circulando por una avenida, y ninguna en otro punto. Es muy fácil hacer combinaciones, entre colectivos, o entre colectivo y metro, o tren, o lo que fuere.

A lo que voy es que el problema es más político y organizativo que tecnológico. Ok, en Estocolmo tengo en muchas paradas un cartel electrónico que dice cuantos minutos falta para que pase el siguiente colectivo... es un lindo chiche, pero no es lo importante. Lo importante es que HAY UN HORARIO, y que se cumple. En sí, los colectivos no tienen NADA que envidiarles a los colectivos nuevos que circulan por la ciudad.

Con el subte y el tren hay algunas diferencias más... pero cuando uno ve los coches que circulan en el ramal Tigre del Mitre, o los coches nuevos que la línea San Martín (ahora nuevamente pseudo-estatizada) ha incorporado, la realidad es que tampoco hay mucho que envidiar. Quizás el tema es ver si la gente los cuida... o sea, cuanto tiempo pasa hasta que alguien los pinta, tajea los asientos, se afana los vidrios y demás. Pero no es que haga falta un super tren para viajar cómodos.

Creo que el principal problema del transporte en Buenos Aires es que hay demasiados intereses sectoriales que no tienen nada que ver con brindar un buen transporte público, que es... bueno, es eso: público.

Hoy, la frecuencia, los recorridos de los colectivos, las tarifas y el mantenimiento en los vehículos está más vinculado a una rentabilidad para el empresario, que a un buen servicio. Si al empresario le cierran los números con un colectivo cada 15' que va hasta las pelotas, y un coche que contamina todo a su paso, pues nada... a él le cierran los números. Obviamente, hay un marco regulatorio, pero o es insuficiente, o la burocracia estatal y la máquina de impedir no lo aplican, o vaya uno a saber qué.

Sería una buena tarea para el hogar investigar en detalle como funcionan las cosas en, por ejemplo, Estocolmo, pero sé que la empresa que regula los colectivos tiene por un lado participación estatal, y que hay fuertes subsidios para hacer que a la parte privada, la ecuación le cierre: Yo pongo los coches y los choferes, hago algunas inversiones, y el Estado me garantiza que los números me van a cerrar. Y específicamente en lo que es colectivos, NO HAY COMPETENCIA. Porque hay UNA SOLA EMPRESA. Suena a monopolio, pero no lo es: Por un lado, porque es en gran parte el Estado brindando un servicio público, que después de todo, es responsabilidad del Estado, y no de un capital privado. Por otro lado, hay reglas claras de licitación para acceder a la consesión de las partes del servicio que son atendidas por capitales privados. Hay controles. Y a nadie le conceden nada por 20 años (o más, como acá), sino que las conseciones son mucho más cortas. Al menos eso es lo que más o menos me han explicado.

Ahora... ¿cómo se hace en Argentina, donde las cuentas de la ciudad no son ni parecidas a las cuentas de Estocolmo, para hacer algo así? Y más aún, ¿cómo se hace para —aunque sea con tiempo— regular las cosas, de manera que el desbole de 10000 empresas compitiendo, se transforme en algo ordenado? No es fácil.

Hace falta muuuuuucha voluntad y cintura política y recursos. No hay que inventar nada, en materia de transporte, está todo inventado. De hecho, NINGUNO de los diez puntos mencionados en la nota de La Nación son "innovadores". No es más que ir y mirar como se hacen las cosas en otras ciudades. Y el núcleo de la cuestión es siempre el mismo: En esas otras ciudades, el Estado tiene MUCHA más participación y MUCHO más control. El servicio de colectivos no está pensado para que, por poner un ejemplo, a Transportes del Oeste le cierre el negocio. Está pensado para que AL CIUDADANO LE RESULTE COMODO VIAJAR.

Lo demás, viene por añadidura: Una vez que es el Estado el que tiene las riendas del problema, entonces es mucho más fácil agarrar y decidir por donde tienen que pasar los colectivos, con qué horarios, o imponer un boleto único y común para moverse por toda la Ciudad, etc.

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