Fiaca en Bariloche

Luego de las emociones de la semana anterior, los días de vacaciones que disfruté en Bariloche fueron muuuuuuy tranquilos.

Me quedé en casa de Sandra, a la altura del km 13 de la Bustillo, en un barrio de las afueras muy lindo. Las actividades fueron dormir, comer, dormir siesta, caminar un poco, pasear por el centro, y hasta ver tele. San me malcrió una semana entera con espectaculares desayunos y meriendas (al menos comparados con mis pobres desayunos, y mis no-existentes meriendas, eran espectaculares).

Al centro fui varias veces (sí, desde el km 13 y en bondi es casi una excursión...), y aproveché para caminarlo bastante. Hacía muchísimo tiempo que no estaba en Bariloche más de unas horas, y que no lo caminaba. Impresionante la cantidad de turistas (nacionales y extranjeros); está absolutamente DESBORDADO en capacidad e infraestructura en un montón de servicios. Está todo carísimo, mal.

Las excursiones más "locas" fueron ir hasta el Llao Llao, pasear por las afueras del hotel y hacer un tekking de más o menos 1h por un sendero que parte de ahí y lleva hasta el lago Escondido por un sendero muy tranqui y bonito, que incluye un bosquesito de arrayanes. También ir hasta el cerro Campanario, pasear en su aerosilla, y disfrutar de la vista (y la confitería...) de la cumbre. Y presenciar en el centro, a orillas del Nahuel Huapi, la final de la competencia de windsurf y kaiser.

Me junté un par de veces con Pablo. La primera vez, una tarde a tomar unas cervezas artesanales en La Cruz, con un amigo de él (Ernesto), acompañadas de nachos, tacos y tortillas. La segunda vez cenamos en su casa, así que también pude compartir un rato con Denise y Santi. Impresionante como creció Santi... como pegó un estirón en el último año, como conversa. De postre comimos un rico helado de Jauja (je, ¿de dónde más?), ritual que dicho sea de paso repetí cada vez que fui al centro.

Hubiera estado bueno compartir un poco más de tiempo con Pablo y Denise, pero fueron pocos días, y en la semana ellos estaban trabajando, no de vacaciones al pedo como yo, y se complicó.

En definitiva, fue una semana de relax y de vivir Bariloche, un poco como turista fiacoso, y otro poco casi casi como si fuera un residente.

Fotos, acá.

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