On running

Hace 8 meses que corro de manera más o menos regular, 2 o 3 veces a la semana, entre 7 y 8 km. Si hace un tiempo atrás me decías que iba a estar haciendo esto, y disfrutándolo, y hasta necesitándolo, me hubiera cagado de risa.

Running

Y es que siempre pensé que esto del running era aburrido. Que hacía mucho calor, o mucho frío, o que la ciudad es fea, o que el terreno muy duro, o muy blando, o que hay mucho tránsito, o... excusas.

Para ser un poco más justo conmigo mismo, el año pasado, durante mi estadía en La Feliz, tuve intenciones de empezar a correr. La idea era contagiarme de la mucha gente que corre por la costanera, aprovechar esos meses, y transformarlo en un hábito, de manera que cuando volviera a Baires, iba a estar acostumbrado, e iba a dejar atrás las excusas. Era un plan brillante... pero nunca lo ejecuté. No conté con mi última excusa: las zapatillas. ¿Cómo iba a empezar a correr sin zapatillas especiales? Y entonces lo patié, y auto-jugué un juego del huevo y la gallina con el razonamiento "no voy a gastar $X en zapas si no estoy seguro de que vaya a aprovecharlo" y "no voy a empezar a correr con estas zapas de mierda que tengo y arriesgarme a lesionarme". Y así pasaron mis cuatro meses en MDQ, donde hice varias cosas, pero correr... nah.

Y así pasó el tiempo, volví, seguí con mi vida, y en mayo del año pasado decidí volver a intentar un ascenso, en Vallecitos. Y estuvo buenísimo, pero volví a plantearme esta cuestión de "pucha, si tuviera más aire, más gambas, si estuviera mejor físicamente, cuanto más hubiera disfrutado esto..." Pero obviamente no hice nada al respecto. cHagHi y deportes nunca fueron una buena dupla... o eso creía yo.

Unas semanas después, Hielo Azul en conjunto con Rodrigo Mazzola arrancó con una propuesta de entrenamientos planificados para trekkings y ascensos (o simplemente para hacer actividad física y sentirte mejor), intitulada "Tu mejor cumbre". Y decidí prenderme. Me cerraban los horarios. Era en grupo. Se prendían varios amigos que conozco de otros tantos viajes. ¿qué mejor?

Y fue un camino de ida. Entrenar con la guía de alguien que sabe, es buenísimo. Entrenar en grupo, aún más. Y eso hizo que además del entrenamiento específico de los sábados, empezara a salir por mi cuenta. Al principio fue solo para cumplir con la consigna de "hacer algo en  la semana", para hacer valer más la actividad del sábado. Era casi como una obligación auto-impuesta. Por suerte cuando se me pone algo en la cabeza soy bastante testarudo, así que a pesar de que todavía hacía un poco de frío, empecé a salir a la mañana temprano, muy temprano, antes de ir a laburar. ¡Masoquista!, dirán. Y sí... la verdad que un poco, sí.

Pero pasaron las semanas, y de pronto descubrí que correr está bueno, hace bien, no es aburrido, y se va transformando en una droga. Una droga buena y saludable.

En el medio me esguincé levemente un tobillo, y me agarró una pequeña tendinitis, y descubrí que mis zapatillas de mierda eran... bueno, eso, una mierda, y terminé invirtiendo en zapas como la gente. Pero son gajes del oficio, ¿no? Se sobrevive, y se sigue adelante :)

Otra "locura" que hice en el medio fue anotarme en una carrera. Y fue una muy linda experiencia, porque encima fue medio cross-country, nocturna, lo que le daba un condimento especial. Y me gustó tanto, que supongo que fue la primera, y que este año iré a por más.

Hace unas semanas atrás, en Domuyo, descubrí que el entrenamiento garpa. Garpa mucho. Ya lo sabía, lo sentía, pero bueno, fue una confirmación. Tener más fuerza en las piernas, y especialmente tener más estado aeróbico te permite disfrutar la película mucho, pero mucho mucho más.

¿Qué más? Encontré personas geniales. A algunos los conocía, pero no a todos, y formamos un grupo muy muy lindo, que fue trascendiendo el "juntarse el sábado a entrenar".

Así que acá estoy. Entrenando. Corriendo. Y encima, disfrutándolo. ¿quién lo hubiera pensado?

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