¡Cómo pasa el tiempo! Hace más de un mes que volví de mi último
trekking. No puedo creer que haya pasado tanto tiempo, pero es verdad.
Anduve otra vez por el NOA, mayormente dentro de los límites de la
provincia de Salta (aunque el viaje arrancó en Humahuaca, Jujuy),
haciendo una travesía entre Iruya y Nazareno. Es mi tercer travesía en
el noroeste, la primera fue de Tilcara a Calilegua, y el año pasado,
de Humahuaca a Valle Grande. Y con esto completo la trilogía de
trekkings en el NOA que desde hace años organiza Hielo Azul. Van a
tener que ir pensando en alguna alternativa nueva...
El año pasado nos congelamos, este año, nos cocinamos. Nos tocó un
tiempo espectacular, e hizo mucho mucho calor. El punto de encuentro fue
la Posada El Sol, en Humahuaca, un lugar al que siempre es grato volver.
Lástima que las últimas veces fue solo para pasar apenas una noche. Algo
que me llamó la atención fue que encontré a Humahuaca muy sucia... una
pena. Quisiera creer que fue por alguna circunstancia del momento, pero
por la fecha, lamentablemente lo más probable es que no, que
sencillamente sea producto de que está creciendo, y que se empieza a
notar cada vez más que la infraestructura no alcanza para sostener el
crecimiento de la población, y del turismo (sobretodo lo segundo).
A la mañana siguiente a la llegada a la Posada, y luego de uno de esos
buenos desayunos que ya son marca registrada del lugar ;), partimos
hacia la terminal de micros, y de ahí, a Iruya en uno de los servicios
regulares. Llegamos a Iruya a mediodía, y para mi fue una oportunidad de
recorrerla mejor, ya que nos quedamos hasta el día siguiente. Las dos
veces que había estado en este hermoso pueblo había sido de pasada,
apenas unas horas. Lamentablemente aquí también me impactó negativamente
el "progreso". Iruya está mucho más grande de lo que la recordaba, y ha
crecido muy desordenadamente. Hay concreto y cemento por todos lados, y
no parece que hubiera ningún interés en preservar la fisonomía del
pueblo, ni sus construcciones típicas. La típica "postal", con la
iglesia suspendida en la montaña no es ni a palos lo que era hace
algunos años. Entiendo que para los pobladores se han producido algunos
avances más que bienvenidos (como la construcción de un puente peatonal
que cruza el río, que conecta los dos barrios), pero me parece, en mi
humilde e inexperta opinión, que hay un montón de "progreso" del malo,
que podría haberse encarado de otra manera.
Pero bueno, como decía, tuve la oportunidad de "vivir" un poquito más
Iruya, de tomar un poco más de contacto. Y comer comiditas ricas :)
Después de una linda noche en Iruya, finalmente abandonamos la
civilización, los vehículos, y demás porquerías que está bueno olvidar
por una semanita ;), y arrancamos el trekking. Fuimos remontando el río
Iruya, y luego subimos hasta el Abra del Colorado, para luego bajar
hasta el río San Juan. Y de ahí, derechito hasta Chiyayoc, a 3100msnm,
donde armamos el primer campamento. Bueno, derechito lo que se dice
derechito no fue: hubo que subir y bajar una par de veces. Esto de las
montañas es así, ¿vió? Relieve, le dicen.
Al día siguiente arrancamos una interesante subida hasta el Abra de
Chiyayoc, 3900msnm, y punto más alto de la travesía. Una vista
espectacular, que fue una constante de toda la travesía. Y luego bajamos
hasta el poblado de Rodio, a 3000msnm, nuestra segunda parada.
La tercer jornada de trekking fue larga, pero también para mi una de las
más lindas. Descendimos hasta cruzar el valle del río Trancas (y
pueblito homónimo), pasamos por Rodeo Colorado, y finalmente llegamos a
Abra del Sauce, a 3260msnm. En lugar de acampar, paramos en un salón
comunitario. Abra del Sauce fue tal vez el poblado más interesante,
probablemente porque es el más chiquito, y el más aislado. ¿O habrá sido
porque yo tenía una misión que cumplir? ;)
Y arrancamos el anteúltimo día de trekking, bajando hasta el Molino, y
luego subiendo por el río Nazareno hasta llegar al lugar de acampe. Fue
un día de marcha bastante corto y tranquilo, pero el sol te taladraba el
cerebro, así que eso lo complicó un poco. ¿Les conté ya que este año nos
cocinamos?
Finalmente, iniciamos el último día de marcha, remontando el río
Nazareno hasta llegar al pueblo. Lo interesante de esta jornada es que
te la pasás vadeando el río de un margen al otro... lo debemos haber
cruzado unas 50 veces, sin exagerar, y obviamente no hay tiempo para
cambiarse de calzado cada vez que vas a cruzar, así que terminás
cruzándolo con lo puesto. Este día agradecimos el calor, porque el agua
del Nazareno es bastante fresquita, así que el solazo fue bienvenido.
Nazareno es un pueblo bastante grande, y muy interesante. Me llamó la
atención la cantidad de rejas... ¿la inseguridad llegó hasta allá?
Resulta muy llamativo, porque contrasta con absolutamente todos los
otros pueblos por los que pasamos. Paramos en una pensión, nos sacamos
la mugre, recorrimos el pueblo, probamos la cerveza artesanal "La
Nazarena", y cenamos comida casera, y por supuesto, típica.
Último día, también conocido como la ultra-maratón del regreso. La
vuelta fue larga. Arrancamos tomando una combi a las 5am (sí, 5am, y...
¡era sábado!) que nos llevó a La Quiaca. Dicen los que han tenido
oportunidad de ver el camino en otro contexto (i.e., no cuando todavía
es oscuro, y cagados de sueño :P) que es una ruta hermosa. Por lo
pronto, bastante alta (si mal no recuerdo, se llega a andar casi por los
5000msnm). Pero nosotros dormimos la mayor parte del viaje. Realmente no
daba para mucho más.
Llegamos a la mañana temprano a La Quiaca, y si bien el plan era
desayunar, preferimos tomar el micro a Jujuy que salía más temprano, así
que compramos un par de giladas, y otra vez a un bondi. El trayecto La
Quiaca / Jujuy es largo (5hs), que encima tiene el condimento de las
demoras de los controles de Gendarmería, que te paran en el medio de la
ruta (no olvidemos que La Quiaca es paso fronterizo hacia Villazón,
Bolivia). Por suerte, no nos pararon, así que dentro de todo hicimos
"rápido" (es decir, tardamos "solo" las 5hs que se supone que se tarda
cuando todo anda bien).
Llegamos con tiempo a Jujuy, era mediodía y nuestro micro salía recién a
las 16hs, pero igual nos las ingeniamos para, además de almorzar,
pretender hacer muchas cosas más de las que son razonablemente posibles
(un clásico de nuestras pasadas por Jujuy, ¿por qué?), así que
obviamente terminamos aceleradísimos y a las corridas. Para los no
iniciados: "muchas cosas" es, básicamente, comprar todo tipo de
boludeces :P
Y nos subimos al FlechaBus. Y fuimos... infelices. FlechaBus merece
realmente una muerte lenta y dolorosa. Al menos la gente que inventó
este servicio "mixto", en el que el piso de arriba es semicama, el de
abajo es cama (nosotros ibamos en el cama), pero el servicio cama es
carísimo, y no da absolutamente ningún servicio. Y encima el micro va
parando en todas, en absolutamente TODAS y demora algo así como 23hs
para llegar a Buenos Aires. ¡IMBECILES! Lamentablemente los monopolios
que los diferentes gobiernos han dejado crecer en el transporte
automotor de larga distancia no te dejan con demasiadas alternativas,
pero es lamentable. FlechaBus: SON UNA MIERDA, sabelo, y lo voy a pensar
muy bien antes de volver a viajar con ustedes si puedo evitarlo.
Y la frutilla del postre es que luego en Retiro me quisieron afanar,
pero bueno, eso es otra historia.
De todas maneras, no dejemos que la maratónica vuelta y la mierda de
FlechaBus empañen el resultado: La travesía estuvo genial. Para mi fue
mucho más linda que la del año pasado (Humahuaca / Valle Grande), y
todavía estoy decidiendo quien se queda con el primer puesto entre esta
y la primera (Tilcara / Calilegua).
Y hacer un trekking entre amigos es aún más lindo... a veces me
preguntan si no me canso de hacer "siempre lo mismo". Creo que más de
uno que pregunta no tiene idea lo que es un trekking (¡y está perfecto,
nadie tiene por qué saberlo!), no es siempre lo mismo. Pero si hay un
esfuerzo absolutamente premeditado de hacerlo siempre con la misma
gente. Con Hielo Azul, siempre estoy entre amigos. And that's fuckin'
awesome. :)
Acá les dejo una selección de fotos del viaje.